viernes, 6 de abril de 2007

HAZ DE LUZ

"Tontos que registráis cajas y maletas, ahí no hay nada; el único contrabando oculto y peligroso lo llevo en la cabeza."

(Henirich Heine en un poema dedicado a la policía francesa)




"...Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez..."

(Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio de 1809)

“Mi alma por un voto o una pizca de poder: diario de un candidato”

Por Juan F. HONEST

Estimado lector, a las cosas por su nombre, más que un artículo sobre las futuras elecciones pretendemos acercarle una herramienta de análisis: “En caso de emergencia se recomienda romper el vidrio y leer con atención, quizá logre desarmar esa maquinaria perversa cuyo funcionamiento se sirve del sistema democrático”.

Se acercan las elecciones nacionales, estos comicios son el ejercicio de 24 años ininterrumpidos de elecciones libres que nos recuerdan que continuamos viviendo en democracia, aunque poco haya cambiado la forma de “hacer política” en la Argentina.

POLITICO EN CAMPAÑA

Recuerdo una clase de Derecho en la que un profesor diferenció magistralmente el acto de “mentir” de “decir mentiras”. La diferencia radica en que al mentir, uno lo hace conociendo la verdad y ocultando parte de lo que conoce o sabe; en cambio al “decir mentiras”, el individuo es parte del engaño, o se auto-engaña porque termina creyendo sus propios dichos. Los políticos mienten y dicen mentiras, por lo tanto no hay sujeto ni cosa menos creíble que un político en campaña.

Este año hay nuevos candidatos, muchas expectativas, pero por sobre todo más marketing político que nunca. Se han multiplicado las agencias dedicadas a este segmento particular del negocio de los medios y formadores de opinión (verdaderas agencias publicitarias que no venden ni productos ni marcas sino políticos). A modo de ejemplo, le transmitimos el que podría ser un eslogan de campaña: Compre un político, llévelo a su casa, es un producto nuevo que hará su vida más fácil, cuando ya no le sea de utilidad, tírelo o regálelo, pero por favor, no deje que se presente a una nueva candidatura”.

Ahora pienso que mi entrenador no se equivocaba cuando decía que los partidos no se ganan los domingos en la cancha, sino durante la semana en los entrenamientos. El entrenamiento de campaña siempre será igual: los pretendientes, si quieren juntar unos cuantos votos tendrán que embarrarse los zapatos por su público cautivo de las villas.

Así las zonas marginales y marginadas se transforman en verdaderos cotos de caza. El trofeo consiste en copar estratégicamente una villa impidiendo el ingreso de otros con el mismo objetivo. Su método debe ser altamente convincente debido a que la gente pobre ya no cree en promesas. Por lo tanto, el argumento de convencimiento debe ser contundente, este puede tomar la forma de lavarropas y televisores a cambio de la presencia en actos de proselitismo, partiendo en caravanas desde la estación más cercana a escuchar una y otra vez los discursos del candidato convocante y “generoso”. Los discursos estarán plagados de palabras[1] como justicia, inclusión, seguridad, bienestar y trabajo, “empapadas de emotividad”, pero si pensamos en que son los mismos excluidos los únicos que asisten a estos actos-circo, estás se transforman hasta volverse obscenas.

Además de los miles de “necesitados pseudos-seguidores” [2] y cientos de laderos, se montarán monumentales construcciones de opinión pública detrás de estos políticos de cartón.

De hecho en este preciso instante (en el que usted, estimado lector, recorre estas líneas) importantes sumas de dinero proveniente de las arcas públicas en el caso del oficialismo, y de fondos privados[3], en el caso de la oposición, están siendo destinados a frondosas encuestas de opinión[4] que se realizan a fin de recabar información sobre el sentimiento del electorado y sus preocupaciones para la posterior realización de imponentes campañas propagandísticas. De una forma u otra, las campañas serán financiadas por todos los argentinos.

Los gurúes de la imagen sostienen que hay elementos claves para salir elegidos. Uno de ellos es hacer una campaña corta ya que una persona conocida y con buena imagen no necesita más de 3 meses. Alguien desconocido debería mostrarse públicamente al menos un año antes de las elecciones. Las propagandas deben apuntar directamente a la sensibilidad de la gente, la identificación del electorado con el candidato debe encontrar la sintonía perfecta.

Miguel Silva, un especialista colombiano en marketing político, explica que la estrategia tiene tres fases: hacerse conocer, conectarse con la gente y finalmente darles argumentos a los votantes.

Un buen candidato debe poder sintetizar sus ideas en 20 segundos, porque una candidatura puede definirse por un buen comercial de televisión. Funciona también la teoría conductista del “refuerzo”, los candidatos pasan horas tratando de explicar a través de los medios sus propias declaraciones en otros medios, mientras que la realidad les pasa por al lado y se escapa por la ventana. Las naciones entonces son gobernadas por poderes indirectos como dueños de medios, grupos fuertes si los hay, en las débiles democracias contemporáneas.

Por su parte Elvira C. Aparicio, una reconocida especialista en marketing político, nos ilustra: la imagen de un candidato se construye con un discurso fluido, consistente en un mensaje único que genere empatía emocional y racional con la gente. No se necesitan muchos argumentos, sino emociones que lo acerquen al mayor número posible de electores y que generen confianza. Finalmente, está la etapa de “buscar razones”.

El vacío programático del discurso no es un problema, porque durante la campaña los votantes lo llenan de forma curiosa. “Cuando se les pregunta cuál es la propuesta de su candidato sobre un determinado tema, las personas contestan lo que ellas mismas piensan”, es decir la empatía se traduce en verlo cercano.

Mientras más se propone a los candidatos que suenen creíbles, que sus discursos no aburran, que manejen su agenda hábilmente, que caminen derechos y decididos, la ciudadanía intenta descubrir la verdadera fachada que se esconde detrás del candidato dispuesto a vender su imagen como un producto de consumo masivo.

GUIA DEL CANDIDATO 2007

Sobre cómo fabricar un candidato a presidente que suene creíble en tan sólo tres meses. Aunque usted no lo crea, no es un truco de magia, es tan sólo una buena estrategia y un público electoral dispuesto a creerla.

Como dijimos anteriormente, en la actualidad, la elección de un candidato puede ser nada más que el resultado de una buena campaña publicitaria. Por eso todos, y sin descartar a ninguno, han leído al menos una vez “El manual del candidato 2007 para la Republica Argentina[5]”.

Aquí un pequeño resumen [6]:

· No importa demasiado su propuesta pero siempre que pueda péguele al resto de los candidatos (construcción de la identidad por antonomasia).

· Tenga en cuenta que no hay campaña que se gane si no hace reiteradas apariciones en televisión.

· Sepa que todas las anteriores gestiones han hecho nada más que estragos.

· Cuando prometa no sea concreto, no se olvide que puede ser gobierno y quizá tenga que explicar.

· Procure utilizar un mensaje básico y elemental. Recuerde, su plan es tan efectivo como secreto.

· Hable seguro de lo que desconoce. No interesa lo que diga, pero hágalo contundentemente, la gente quiere escuchar cosas jugadas.

· Póngale buena cara aún al periodista más fastidioso, no se olvide que lo necesita.

· Tenga en cuenta que el electorado está concentrado en resolver sus problemas cotidianos, así que sea breve, puede estar interrumpiendo algo verdaderamente importante.

· Debe hablar de sí mismo como la única solución encarnada en persona, insista sobre esta línea de acción.

LA CALIDAD DE NUESTRA POLÍTICA:

Muchos esperan de la figura del presidente, un verdadero líder carismático, con vasta experiencia en los asuntos de gobierno, un dirigente pragmático con ideas claras y marcados valores, interesado por la justicia y la economía del país, el cual además de estas cualidades y virtudes esté dispuesto a sacrificar una buena parte de su vida por el bien común, pero lamentablemente las cosas no son así, por desgracia. Esa persona que parece un ciudadano común es “un político” y tiene una inmensa sed poder y además de carencias flagrantes. Conseguirá llegar a la máxima competencia de la dirigencia política sorteando obstáculos, como los limites de su propia conciencia.

La forma institucionalizada de “hacer política” implica la aceptación implícita de condiciones como la convivencia con sus más acérrimos enemigos con una sonrisa complaciente.

Históricamente la relación entre oposición y oficialismo estuvo representada por un juego de suma cero. Consistente en el desgaste, la disminución o invalidación del otro. En teoría de los juegos, los juegos de suma cero, son aquellas interacciones entre partes antagonistas, que implican necesariamente que ambas sean vistas como opuestas. Es en contra del otro y no con el otro. Entonces el espacio de intercambio se sustenta en la crítica destructiva. Esta postura, sin embargo no es ley ni mucho menos, de hecho podemos observar casos tan reales como actuales donde el oficialismo comparte una cuota de su gestión con la oposición, son ejemplo de ello las democracias más fuertes de globo.

Nos cansaremos de escuchar discursos tanto del oficialismo como las oposiciones, de partidos chicos o no tan chicos, de larga trayectoria o producto de nuevas alianzas, mentiras o pseudos-soluciones. Es natural oír un discurso que diga lo siguiente: “En el partido“X” buscamos el consenso, pretendemos construir una Argentina mejor, un país confiable, con igualdad, seguridad y trabajo para todos”. Sin embargo la mera expresión de deseo no lleva a cabo el fin, tal intención encuentra sus límites en el “cómo” alcanzar ese fin, debido a que la solución encierra un número muy elevado de variables.

Un discurso público, tan cierto y sincero como irreproducible, podría rezar lo siguiente: “Quiero ser el futuro presidente porque es mi meta personal para demostrarle a todos que puedo, debo un montón de favores y estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por una pizca de poder”.

REFLEXIONES:

Si bien es natural que la sensación de frustración se apodere de nosotros debido al retroceso en los aspectos políticos, a la descomposición generalizada del tejido social y a la “precarización de diversos aspectos macroeconómicos, sin embargo, no debemos olvidar que el acto de votar es un derecho-obligación consagrado por la Constitución Nacional como un acto de expresión de la voluntad ciudadana y de la vida civil.

Debemos resistirnos a la idea de que todo está dicho para seleccionar de los candidatos al menos peor porque el desinterés es el abono necesario para que un grupo de ineptos y sedientos de poder ocupen, libremente, los eslabones más importantes de la dirigencia política del país.

La desconfianza en los partidos políticos y la degradación de las instituciones debido sucesivos gobiernos que han usado al Estado como agencia propia, fomentando el clientelismo político; de esta forma la corrupción ha pasado de ser una característica más del ser humano para ingresar en el sistema convirtiendo a la gestión pública, en todos los ámbitos, en una corruptela política. En manos de las nuevas generaciones resta el futuro de la Argentina.

Ya es tiempo de dejar de alimentar nuestros propios deseos-fantasías de construir un país serio a través del simple acierto en la elección de buenos dirigentes. Esa impostergable tarea reside en el pueblo, a través de la educación, el compromiso, el fortalecimiento institucional, el involucramiento de todos los sectores de la sociedad, privilegiando lo “nuestro” por sobre lo “mío”, a través de la conciencia, la esperanza y el respeto. La llave reside en el compromiso activo y no en un voto.

El país que tenemos es de todos y cada uno de nosotros. Recordemos, que no debemos exigirles a los políticos aquello que no hacemos como ciudadanos.

Me despido con una frase muy interesante, que es de Osvaldo Bayer a quien respeto, que dice así, “lo que nos falta es tener el coraje civil de descreer de los ególatras y tener fe en la fuerza de las comunidades”.




[1] “Las palabras pueden llegar a cansarse y a enfermarse, como se cansan y se enferman los hombres o los caballos. Hay palabras que a fuerza de ser repetidas, y muchas veces mal empleadas, terminan por agotarse, por perder poco a poco su vitalidad. En vez de brotar de las bocas o de la escritura como lo que fueran alguna vez, flechas de la comunicación, pájaros del pensamiento y de la sensibilidad, las vemos o las oímos caer como piedras opacas, empezamos a no recibir de lleno su mensaje, o a percibir solamente una faceta de su contenido, a sentirlas como monedas gastadas, a perderlas cada vez más como signos vivos y a servirnos de ellas como pañuelos de bolsillo, como zapatos usados”. “Palabras” de. Julio Cortázar.

[2] Votarán por el chori y el vaso de vino (y algunas cosas más, difíciles de creer como estupefacientes, pantallas de plasma, electrodomésticos, lavarropas administrados por arbitrio de los punteros políticos, junto a las promesas y más promesas nunca cumplidas como la de creación de hospitales públicos

[3] Los grupos de poder descontentos con el gobierno de turno buscan revancha en beneficio propio- a través de cámaras de industriales y empresariales, nacionales y transnacionales, pagarán literalmente un “depósito” de confianza con el futuro candidato, que de ser electo, se verá en la obligación de retribuir con creces las buenas intenciones en forma inocentes favores.

[4] Las encuestas de opinión son diseñadas y realizadas por avezados especialistas provenientes de la psicología, la antropología –que desplazó a la sociología- y de la publicidad que trabajan con el fin de obtener una visión actualizada del humor y la opinión de la gente como usted y como yo.

[5] ¡¡Adquiérala ya!! Si pretende “juntar” votos, es una edición limitada para las próximas elecciones.

[6] Leer con atención dependiendo si se es gobierno (oficialismo) o si es oposición.