jueves, 12 de abril de 2007

SOBISCH ¿el último dictador menemista?


REFLEXIONES DE HONEST



Para aquellos que no lo tenían claro, el actual Gobernador de la provincia de Neuquén fue uno de los primeros políticos en proponerse como candidato a presidente en las elecciones que se darán en nuestro país el próximo mes de octubre. Es el mismo que ahora ocupa la primera plana de los medios porque en su provincia la policía, reprimiendo, tuvo la “mala suerte” de matar a un maestro.

Las cosas no se dan por sí solas, es importante que la sociedad tome conciencia de que el dirigente que, haciendo un uso abusivo de sus funciones, dispuso reestablecer el “orden” de una protesta pacifica, continúa en el cargo. Sigue siendo su figura la del más alto dirigente de la provincia de Neuquén, provincia rica, si las hay en términos comparativos, por tener gran parte de la explotación de yacimientos petrolíferos.

No podemos dejar de reconocer que, en nuestra argentina del dolor, se ha instaurado un modelo único de conducta social para el reclamo. El mecanismo prevé necesariamente que los docentes dejen su trabajo para ser visibles y quizá, a través de un piquete en la ruta, obtengan poder como para sentarse a “discutir”, en lenguaje político, un aumento de sueldos.

Entre “el caos y el orden” que propone este psicópata, hay un no reconocimiento de la persona del otro, y muchos políticos que acompañarían este discurso pertenecen a la misma categoría de “reptiles”. Desgraciadamente son muchos, y no los reconoceremos fácilmente, a no ser que los veamos actuar como a Sobich: un personaje siniestro que privilegió su decisión de no permitir un corte de ruta por sobre la vida de un docente joven, comprometido y querido por toda la comunidad.

A este caudillo neuquino, una buena representación del menemismo en la actualidad, se le puede adjudicar la privatización de numerosas dependencias del estado y una de las peores distribuciones de la riqueza del país. En su gestión la malversación de fondos públicos redundó en otorgarle créditos millonarios a las empresas de las familias acaudaladas de Neuquén, mientras que el 30% de los neuquinos está por debajo de la línea de la pobreza.

Pero en este artículo trataremos, usando algunos elementos del derecho, comprender un poco más la responsabilidad del gobernador represor. Usaremos la teoría del delito que es un sistema de categorización por niveles, conformado por el estudio de los presupuestos jurídico-penales de carácter general que deben concurrir para establecer la existencia de un delito, es decir, que la teoría del delito permite resolver cuando un hecho es calificable como tal. La definición usual de delito es reconocida como la acción típica, antijurídica y culpable, sus presupuestos son: acción, tipicidad, antijuricidad, culpabilidad y punibilidad. A modo de pequeño y reducido bosquejo: debe ser un comportamiento humano penalmente relevante, con una causalidad e imputación del resultado, debe ser típico (corresponder un a tipo penal previamente establecido por nuestro código), antijurídico (en contra de una norma), debe existir el presupuesto de la culpabilidad (que consiste en la imputabilidad o capacidad para ser encontrado culpable). Y en este caso quien dio la orden de desalojar el corte de ruta a cualquier precio, fue el mismo gobernador. Esta situación fue la principal habilitación para actuar de la corrupta policía de Neuquén. En ese momento este tan avezado como siniestro personaje dispuso categóricamente que los maestros deberían retirarse del corte con o por encima de su voluntad. La sociedad debe entender que existió por parte del ejecutivo provincial, la figura del dolo eventual, que significa que el autor consideró seriamente la posibilidad de que el tipo legal (es decir el delito) se configure y sin embargo optó por seguir con su intención.

REFLEXIONES

En la Argentina en que vivimos, este personaje, a través de una buena campaña como venía haciendo, pretendía sentarse en el máximo estrado de la dirigencia política. Y si las cosas se hubieran puesto tirantes, Fuentealba hubieran sido muchos. Su tozudez, digna de un psicópata, le impide ver que su crédito político se terminó cuando se ejecutó la orden de reprimir a los maestros. Sin embargo queda preguntarnos:

¿Será un Sobisch nuestro futuro presidente?

¿Los maestros seguirán debiendo necesariamente cortar rutas para discutir su sueldo?

¿Este será otro crimen de represión impune, aunque vivamos en democracia?

La represión, con cada muerto, contribuye al suicidio social: con violencia y sin educación no será posible la convivencia, no habrá elementos de cohesión social que nos permita escaparnos del espiral de la violencia.

martes, 10 de abril de 2007

Polémica por la propuesta de crear un código que regule la actividad de los bloggers

ORIGINAL FUENTE DE CLARÍN DIGITAL FECHA 10/04/07

http://www.clarin.com/diario/2007/04/10/um/m-01397248.htm


NOTAS DE quien suscribe en azul

Dos expertos (si es que se puede llamar así) en Internet postularon siete normas para la publicación de bitácoras. Por ejemplo, "no digas en Internet lo que no te animas a decir cara a cara". (desde cuando vamos a tener un pelotudo que regule que cosa, siempre se presenta algún imbécil con delirio místico que quiere venir a trazar los limites desde la censura) También piden que el autor de un blog sea responsable no sólo de sus palabras sino también de los comentarios que dejan otras personas. Hay foros de discusión en los que se debate el proyecto.

Tendencias
Tim O'Reilly –una especie de gurú de los nuevos medios, defensor del software libre y quien acuñó la frase "Web 2.0"–(este muchacho después de defender el software libre y dedicarse a “currar” con esto, ahora quiere taparle la boca a la gente) tiró la primera piedra. Postuló siete normas para regular la actividad de los bloggers, como una manera de buscar el desarrollo "responsable" de la blogósfera, el conjunto de bitácoras que ya suman más de 72 millones en toda la Web.
Rápidamente O'Reilly tuvo el apoyo de Jimmy Wales, el fundador de la Wikipedia, y la polémica estalló en Internet entre quienes creen que está bien poner un límite y los que consideran que esta regulación coartaría la libertad de expresión, algo que muchos internautas consideran uno de los valores fundamentales de este tipo de medios digitales.
Los dos expertos proponen una página "wiki" como forma de discusión para discutir la conveniencia o no de crear el código para los bloggers.(Internet hoy es como una niña joven que no tiene mas de 11 años según parámetros con lo que se la mida, si eso fuese posible) La posibilidad de un código se discute desde los últimos días de marzo, pero el caso estalló a nivel global luego de la publicación de un artículo en The New York Times ayer, (que lindo ahora quieren regular desde los mismo medios la actividad de las personas, claro ahora ya no tienen el monopolio de decir la primera estupidez que se le venga en gana). Un blog de Clarín.com se refirió al tema ayer y también lo reproducen muchos medios online.


¿Cuáles son los "siete mandamientos" que se proponen?
1. Ser responsable de los comentarios que permites en tu blog, no sólo de tus propias palabras.
2. Etiquetar el nivel de tolerancia para comentarios abusivos.
3. Considerar la eliminación de todo comentario anónimo.
4. Evitar a los "trolls" (se llama así a las personas que dejan comentarios u otro tipo de participación que se limita a insultar, agredir o crear polémica).
5. Buscar la conversación fuera de Internet y hablar directamente o a través de un intermediario.
6. Denunciar (ante quien, como se regula la conducta humana, esta discusión tiene al menos 200 años y poco hemos conseguido al respecto) a aquellos conocidos que tengan un mal comportamiento.7. No decir en Internet lo que no se puede decir cara a cara. (que buen chiste , a mi me gustaría conocer al maestro iluminado dueño de esta frase, no debe ser terrenal, quizás pertenece a una nueva raza superior, jajaja no me tomen en serio, o mejor dicho tómenlo como lo dije, ya este señor también habría que censurarlo pero no por agresivo sino por PELOTUDO)

Duelo por el maestro - Jorge Guinzburg

Más allá del psicoanálisis, intento siempre darle a la vida humor. Hay ocasiones, sin embargo —quizás por falta de talento o de creatividad— en las que no me resulta posible. No me sale.

Esta semana, en Neuquén, mataron a un profesor de química. Lo fusiló un policía provincial arrojándole una granada de gas lacrimógeno con su pistola lanzagases. El proyectil atravesó la luneta trasera del Fiat 147 en el que viajaba de rodillas y le provocó la fractura y el hundimiento de cráneo.

No murió enseguida. Después de casi dos días y dos intervenciones quirúrgicas, se decretó su muerte cerebral, se le desconectó el respirador artificial y todo terminó para él.

Da la casualidad que ese maestro, además, era un buen docente, un gran tipo, querido por sus alumnos, que lo definían como un grandote bonachón al que habían elegido como el rey del colegio, durante el 2006.

Para ser feliz sólo le faltaba una cosa: un sueldo digno que le permitiera llegar a fin de mes y darles a los suyos lo que necesitaran. Porque, además, ese modesto profesor tenía familia. Esposa, hijas y, a sus 40 años, una vida por delante en una de las provincias más ricas, con los docentes peor pagos del país.

Por eso, con sus compañeros, había iniciado el paro de protesta el 5 de marzo y este miércoles todos juntos intentaron cortar la ruta 22 de Neuquén entre Senillosa y Arroyitos. La misma ruta en la que el 12 de abril de 1997, en otro paro docente, fue asesinada Teresa Rodríguez, una empleada doméstica de 24 años que no participaba de la protesta pero de todas maneras recibió, también de un policía, un balazo calibre 32 en la cabeza. A diez años, su crimen todavía sigue impune.

Esta vez, como entonces, la Policía reprimió la marcha, impidió el corte de la ruta y, cuando los maestros se replegaban, cuando ya abandonaban el lugar, Carlos Fuentealba, el profesor de química, un simple delegado gremial del colegio secundario del barrio Cuenca XV, pasó a engrosar la lista del más de medio centenar de víctimas fatales de la brutalidad policial desde que se recuperó la democracia.

El subsecretario de Seguridad de la provincia, Raúl Pascuarelli, al enterarse del hecho habló de un posible error policial y aclaró que el operativo fue comandado personalmente por Carlos Salazar, jefe de la Policía provincial, y monitoreado por el gobernador Jorge Sosbich desde la Casa de Gobierno de Neuquén, porque la Policía no lleva adelante ninguna acción sin el conocimiento del señor gobernador. Es decir que la consigna era evitar el corte de ruta de cualquier manera, aun la más violenta.

Al parecer, el asesino sería José Darío Poblete, un sargento primero en actividad a pesar de tener dos condenas previas: de un año de cárcel en suspenso y dos de inhabilitación, por apremios ilegales en 1997 y otra de 2 años de prisión efectiva y 4 de inhabilitación, por vejaciones a detenidos en el año 2006. A eso debe sumarse una denuncia de su esposa por amenazas en 1999. Cuando alguien así aún no fue exonerado de la fuerza y se le permite portar un arma, ¿se puede hablar de error policial, es simple incapacidad o desde el gobernador para abajo, todos los que se lo permitieron son cómplices del crimen?

Jorge Sobisch, en una improvisada conferencia de prensa, poco antes de abandonar la Casa de Gobierno disfrazado de policía antimotines, con escudo y protector facial, dijo tener en su escritorio la renuncia de todos sus ministros. ¿No debería ya mismo agregar la suya?

Sí, intento siempre darle a la vida humor. Tomarla con humor. Expresarla con humor. Esta semana podría haberlo logrado hablando de las dibujadas cifras del INDEC, del insólito desabastecimiento en los supermercados, de las inoportunas declaraciones de Cavallo o hasta del cambio climático; sin embargo, al pensar en Fuentealba, ese humilde maestro asesinado, el humor, en mí, desapareció por completo.

lunes, 9 de abril de 2007

TROPAS, AL MARGEN DE LA LEY "Es un negocio global que opera ya en 50 países"


Gerardo Lissardy. WASHINGTON ESPECIAL

Peter Singer se interesó por las empresas militares privadas hace una década, cuando examinaba el cese del fuego en Bosnia para una organización internacional. Ahí descubrió que el equilibrio de poder era alterado por una empresa privada de ex oficiales estadounidenses que entrenaba a una de las partes en conflicto. El resultado fue su libro "Guerreros corporativos". "¡Despierten!", exclamó este analista de la Institución Brookings en la entrevista con Clarín. "Esto es a escala global y hay que actuar porque es algo peligroso".

"Son cerca de 100 mil millones de dólares en negocios globales", continuó. "Operan en unos 50 países. Los gobiernos tienen la responsabilidad de lidiar con esta industria pero están lejos de hacerlo.

—¿Hay algún tipo de regulación internacional?

—No, ninguna. La mayoría de los Estados no tiene leyes regulatorias. La mayoría de estas compañías están globalizadas y registradas en paraísos fiscales, como las islas Caimán. También hay que definir su estatus legal: no encajan con la definición legal de mercenarios, pero tampoco son civiles comunes. Y se desconoce cuánta gente trabaja para estas empresas.

—¿Los mayores clientes son los gobiernos?

—Sí. El mayor es EE.UU. Pero no somos los únicos. Por ejemplo, la Unión Europea las ha contratado para transportar sus fuerzas de paz a Afganistán.

—Si los Estados tienen el monopolio del uso legítimo de la fuerza, ¿por qué necesitan recurrir a estas empresas?

—Primero, desde el fin de la Guerra Fría la mayoría de los gobiernos tienen ejércitos más pequeños, pero mayores demandas. Segundo, hay cambios en la relación entre el guerrero y el civil. En las guerras de hoy hay mujeres, niños, terroristas, carteles de drogas... Tercero, hay un cambio de ideología: se privatizaron áreas donde pensábamos antes que el Estado tenía el monopolio. Además ahorra costos políticos. Si no hubiéramos tenido esos 20.000 contratistas privados en Irak, tendríamos que haber enviado más tropas o reservistas, lo que habría sido muy impopular. Y si muere uno de ellos, el impacto es menor que si muere un soldado.

—¿Qué hacen en Irak?

—Cumplen tres misiones. Una es logística: están a cargo de la cadena de abastecimiento. Halliburton es el actor dominante aquí y ha hecho más de 13 mil millones de dólares. Otra es entrenamiento y asesoramiento militar, no sólo para las fuerzas de EE.UU. sino para el nuevo ejército iraquí. La tercera misión es la más controvertida: los servicios tácticos, como escoltar convoyes o proteger instalaciones e individuos.

http://www.clarin.com/diario/2005/11/20/elmundo/i-02701.htm

FRAGMENTOS BRILLANTES

Diversos estudios (vrg. Wilson, 1983; 1994; 1996), apuntan que el carácter de un individuo se forma a partir de una serie de elementos entre los que se encuentran la opinión general, las expectativas de vecindad, el sentido de pertenencia a una comunidad, el control social informal, en definitiva, por el ethos de una comunidad. Cuando este entramado de relaciones se degrada, es dable esperar que las conductas de los individuos que se socializan en este medio degradado sigan el mismo camino.

De esta manera, el tejido social o la comunidad opera como una doble forma de contención del individuo: por un lado, lo alberga y lo hace sentir protegido. Por otro, le pauta las conductas al impulsarlo a realizar ciertas prácticas y omitir otras. Dicho en otros términos, lo socializa inculcando determinadas pautas, valores y percepciones comunes. Por el contrario, cuando los lazos sociales se debilitan y la fragmentación social emerge, las personas se desinteresan por sus semejantes y las normas pierden su capacidad reguladora en la práctica. Sin la contención y las limitaciones que impone lo social, el individuo carece de “control social informal”, de modo que los incentivos que reciba para adoptar comportamientos antisociales no se toparán con ninguna barrera de contención. En este contexto aumenta las probabilidades de adoptar actitudes que atenten contra la vida humana, tanto en la propia como la de otros.

De acuerdo a esta perspectiva, el incremento del crimen no es más que la continuación de la indiferencia hacia las normas en otros niveles más graves. La ausencia de reprobación y castigo - aunque sea solamente social- en los casos mencionados va minando la convivencia y generando la supervivencia del más fuerte. En esta línea de pensamiento, cuando el Estado no atribuye una clara prioridad al factor social, contribuye a la marginación de los sectores más bajos librados a su propia suerte, lo cual, combinado con elevados niveles de delincuencia, violencia personal y una justicia imprevisible o contradictoria da origen a lo que se denomina el “síndrome de ilegalidad”.

Alfredo Moffat: "El trabajo debe brindar una identidad"

Reportaje de Silvia Ele (pseudónimo de Silvia Lisnofsky, autora de la serie de artículos sobre Trabajo Independiente,en este mismo site)

Alfredo Moffat

Alfredo Moffatt, psicólogo social, fue discípulo personal de Enrique Pichon Riviere. Es autor, entre otros libros, de Psicoterapia del oprimido, usado como texto en numerosas universidades latinoamericanas. Es creador, además, de experiencias terapéuticas alternativas con décadas de trayectoria, y de su propia Escuela de Psicología Nacional. Buceador incansable en los temas de la locura, la pobreza y la realidad humana, en esta entrevista exclusiva con Ser Humano y Trabajo ofrece su particular visión, por momentos mordaz, del mundo laboral.

¿Cómo podemos introducirnos en la cuestión del trabajo desde la psicología?

Freud decía que la familia y el trabajo son los dos pilares de la existencia y del desarrollo de la vida. O sea que el amor y el trabajo son las dos tareas que permiten desarrollar la vida en un sentido positivo. Por lo tanto, el trabajo debe ser un trabajo que personalice. Ya sea a un ejecutivo o a un peón de granja. Y cuanto más agradable le sea el trabajo, más rendirá en él. Es decir, cuanto más sirva ese rol profesional para consolidar su identidad, mejor lo desempeñará. Porque una parte importante de la identidad es lo que yo hago: soy colectivero, o carnicero, o ingeniero. Eso es lo que me sostiene y me recorta del resto. También me da una pertenencia a una corporación. Entonces me ayuda a explicar qué soy en la vida, respecto de los demás, y cuál es mi destino. Por eso es importante que el trabajo tenga una capacidad de individuación, de brindar una identidad.

¿Cómo se articula la cuestión del dinero con el trabajo?

Los trabajos que brindan un alto nivel de gratificación son los peor pagados, porque ya se pagan con la gratificación. Por ejemplo, un médico gana muy poco en un hospital, pero su tarea es altruista y esto le da un sentido a su vida y también le da prestigio. En cambio, un trabajo con el mismo esfuerzo, pero alienante, o rutinario, hay que pagarlo mucho más.

¿Podría aclararnos un poco más el concepto de identidad?

Identidad es lo que uno es. Uno es hombre, morocho, gordo, de origen italiano, que vive en Lanús y que, fundamentalmente, es colectivero. Además es padre, es esposo de, es el hijo de. Es decir, está inserto en una trama que lo sostiene. Por eso, frente al exilio, o a una gran pérdida, o al desempleo, siente que pierde identidad. No sabe cómo organizar el proyecto de vida.

¿Qué sucede en el caso de los ejecutivos que construyen su vida centrada en sus logros laborales-profesionales?

En algunos casos (no en todos, no hagamos generalizaciones odiosas) han diseñado un gran proyecto de vida, muy ambicioso a veces. Y luego de recibirse trabajan mucho, consiguen el departamento, el chalet en el country, una esposa, una amante, y todo eso. Pero cuando tienen todo lo que habían proyectado tener, en muchos casos, se les produce lo que se conoce como la “crisis de la mitad de la vida”. Que básicamente es una crisis existencial. Y que, también, en muchos casos, se supera cuando se pueden rescatar las fantasías adolescentes, aquellas que quedaron sin realizar, que casualmente no son las que se refieren a logros materiales. Más bien son las que se refieren a ser útiles a los demás, tener actitudes solidarias, pensar en el arte, o en la trascendencia o realizar estudios que fueron postergados por poco rentables, pero que constituían su verdadera vocación.

¿Por qué, en muchos casos, el dinero no compensa al punto de que se produce la crisis, con su consiguiente desequilibrio familiar, social, y personal?

El trabajo debe ser un valor en sí mismo, no por el dinero que dé. Por ejemplo, un médico muy prestigiado socialmente puede prescindir de ciertas adquisiciones porque lo compensa el respeto que recibe de la gente. Lo que más necesitamos es el respeto de los otros. Necesitamos ser valorados, admirados. El dinero nos brinda un remedo de eso. O bien la profesión nos permite ser respetados por los otros. La Madre Teresa de Calcuta debía sentirse como millonaria, ya que tenía muy halagado su narcisismo básico. Entonces el gran planteo respecto del trabajo es: ¿qué gratificación me da?, y además, ¿qué imagen mía da ante la sociedad?

¿Por qué este tipo de crisis se hizo más generalizada en las últimas décadas del milenio pasado?

Antes, un ejecutivo, que era un empresario, o era el jefe, o el director, o el dueño de una empresa que tenía una larga trayectoria (a veces familiar), que era como un padre para sus empleados, tenía, además de la ganancia material, una imagen que le daba un sostén psicológico. Ahora, con las multinacionales, que tienen personas con alta calificación profesional, pero son parte de una maquinaria enorme, donde no obtienen la gratificación del respeto de la comunidad a la cual manejan, la única satisfacción es la que proviene del dinero. Necesitan entonces comprar y comprar, para compensar la falta de reconocimiento público. Las empresas japonesas –creo, no lo vi porque hasta allí no llegué–, son distintas en ese sentido. Tienen una organización más tradicional. El que trabaja en la empresa, forma parte de ella y participa de su prestigio.

¿Cuál sería un perfil aproximado de un ejecutivo en el modelo actual?

Basta ver los aviso de pedidos de personal de ese nivel. Un ejecutivo tiene que ser, en la empresa actual, "joven agresivo, con ambición", y faltaría que dijera "despiadado". Dan una imagen de un psicópata peligroso. Esto ya hace una preselección. Así, la gente más sensible, humanitaria, depresiva, no califica. Y sí lo hace la gente que se centra más en la acción y en la mística de la ganancia (porque de alguna manera también es una mística). Además, este tipo de cualidades son incentivadas en los jóvenes ya que, por lo visto, son cualidades solicitadas y que proporcionan ventajas en el terreno laboral.

¿Cómo es que suele caer en una crisis un individuo que es envidiado por su poder, por sus bienes, por su posición?

Al ejecutivo, por un lado, se le puede envidiar sus logros materiales. Pero, por otro, tiene un lado débil, que es el de la angustia existencial. Es una de la angustias más profundas del hombre. Tiene que ver con el amor, con el reconocimiento del otro, con que el otro lo mire, lo acepte y lo valore. Cuando el ejecutivo que ha juntado muchos miles de dólares se queda solo y toma un billete de 100 dólares y lo mira a Benjamín Franklin para ver si lo reconoce, se da cuenta de que el gordito lo mira de costado y sobrador. Lo cual no es de mucha ayuda en una depresión existencial, y es entonces donde se viene a pique su seguridad en el mundo.

¿Y entonces qué puede pasar?

Y, allí es donde puede caer en manos de algún psicoanalista deshonesto que le saca mucho dinero, y lo engaña convenciéndolo de que el sexo y el dinero son las dos cosas que le dan sentido a la vida.

Llegamos a un tema crucial: los humoristas suelen bromear a menudo con la cuestión de la vida sexual del ejecutivo, sobre todo con las quejas de sus esposas respecto de la escasa atención que reciben.

El sexo es muy importante, pero no con su esposa. Porque en general, la “bruja” le sirve sólo para ascender, le sirve de escalera para conseguir el dinero que le permitirá obtener a todas las mujeres glamorosas y jóvenes que andan por allí revoloteando a su vera, atraídas por ese dinero. La familia es su fachada, la imagen para vender. Pero el sexo está en lo trasgresor, en las otras. Y si aparece alguna que se enamora de verdad, ella pierde. A menos que por algún costado humano que todavía no tiene aniquilado, él también se enamore, y entonces allí sí pierde él. Pierde su familia, su situación en la empresa y su imagen se deterioran, y puede perder lo que logró.

¿Cómo suele manejar sus relaciones interpersonales dentro del trabajo?

En su relación con sus subordinados, el ejecutivo no tiene que ser brutal, porque ya no se usa. Tiene que practicar una seducción amable, pero despiadada en el fondo, en la que lo convence de que obligarlo a trabajar 16 horas diarias es una manera de ayudarlo a triunfar en la vida.

¿Y cómo termina, en general, o se resuelve, una crisis?

Cuando llega a la crisis en la que entra en conflicto con su vida actual, es porque ya se comió todas las zanahorias que él mismo se había fabricado y necesita otras. Que a veces no son de la misma naturaleza. Pasa de la necesidad de poseer objetos a la de poseer conocimientos, amor, o sentimientos nuevos o postergados. Siempre detrás de un ejecutivo triunfante está la posibilidad de un converso. Muchas veces le sucede al ejecutivo exitoso que, de pronto, un día, hace un insight y se encuentra con que no le gusta lo que es o lo que tiene o lo que hace. El surgimiento de un sentimiento de amor hacia la gente, o una necesidad repentina de amor, pueden producir un vuelco. Pensemos que su posición no es fácil. Como todo el que tiene dinero, está siempre en la duda espantosa: "¿Me quieren a mí por mí, o por mi dinero?". Lo cual es también una desgracia.

Supongamos que produce el giro positivo necesario. ¿Puede seguir en su función de antes sin conflictos paralizadores, o destructores?

Puede, entonces, generar un cambio en su conducta, humanizándose y sensibilizándose, sin que esto sea incompatible con su condición general. No tiene que dejar de ser lo que es. De hecho, muchas empresas se humanizan cambiando su concepción, modificando su actitud respecto de sus empleados o de sus consumidores, pero hasta cierto punto. No olvidemos que el empresario, o el ejecutivo, no tienen absoluta independencia en este sentido. Están presos de una maquinaria ideológica, que se llama "las multinacionales", en las que su función es lograr el máximo beneficio aunque para ello deba transgredir cualquier código moral. Si no lo hace, se considera que bajó su rendimiento y puede ser despedido o rebajado de posición. Sobre todo porque siempre hay otros atrás que prometen cumplir mejor la función que él. Las multinacionales suelen ser instituciones muy abstractas, a las cuales les interesa sólo la mayor ganancia, y no registran que cuanto mayor sea su beneficio, más niños mueren de hambre en el mundo, por ejemplo. Por supuesto, son muy fuertes, y el ejecutivo no es dueño de cambiar las cosas porque ni bien se le caiga una lágrima, la va a pisar, va a resbalar y va a caer, empujado por los que vienen de atrás, tratando de ocupar su lugar.

¿Hay algún mensaje de esperanza que pueda dejarnos acerca de ésto?

Creo que el ser humano en algún momento alcanzará el equilibrio que le permita lucrar sin explotar, mandar sin someter, ser eficiente y al mismo tiempo solidario. Posiblemente eso llegue el día en que pueda comprobar que de ello obtendrá más beneficio (moral, afectivo, social y de identificación positiva).

¿Cómo podemos introducirnos en la cuestión del trabajo desde la psicología?

Freud decía que la familia y el trabajo son los dos pilares de la existencia y del desarrollo de la vida. O sea que el amor y el trabajo son las dos tareas que permiten desarrollar la vida en un sentido positivo. Por lo tanto, el trabajo debe ser un trabajo que personalice. Ya sea a un ejecutivo o a un peón de granja. Y cuanto más agradable le sea el trabajo, más rendirá en él. Es decir, cuanto más sirva ese rol profesional para consolidar su identidad, mejor lo desempeñará. Porque una parte importante de la identidad es lo que yo hago: soy colectivero, o carnicero, o ingeniero. Eso es lo que me sostiene y me recorta del resto. También me da una pertenencia a una corporación. Entonces me ayuda a explicar qué soy en la vida, respecto de los demás, y cuál es mi destino. Por eso es importante que el trabajo tenga una capacidad de individuación, de brindar una identidad.

¿Cómo se articula la cuestión del dinero con el trabajo?

Los trabajos que brindan un alto nivel de gratificación son los peor pagados, porque ya se pagan con la gratificación. Por ejemplo, un médico gana muy poco en un hospital, pero su tarea es altruista y esto le da un sentido a su vida y también le da prestigio. En cambio, un trabajo con el mismo esfuerzo, pero alienante, o rutinario, hay que pagarlo mucho más.

¿Podría aclararnos un poco más el concepto de identidad?

Identidad es lo que uno es. Uno es hombre, morocho, gordo, de origen italiano, que vive en Lanús y que, fundamentalmente, es colectivero. Además es padre, es esposo de, es el hijo de. Es decir, está inserto en una trama que lo sostiene. Por eso, frente al exilio, o a una gran pérdida, o al desempleo, siente que pierde identidad. No sabe cómo organizar el proyecto de vida.

¿Qué sucede en el caso de los ejecutivos que construyen su vida centrada en sus logros laborales-profesionales?

En algunos casos (no en todos, no hagamos generalizaciones odiosas) han diseñado un gran proyecto de vida, muy ambicioso a veces. Y luego de recibirse trabajan mucho, consiguen el departamento, el chalet en el country, una esposa, una amante, y todo eso. Pero cuando tienen todo lo que habían proyectado tener, en muchos casos, se les produce lo que se conoce como la “crisis de la mitad de la vida”. Que básicamente es una crisis existencial. Y que, también, en muchos casos, se supera cuando se pueden rescatar las fantasías adolescentes, aquellas que quedaron sin realizar, que casualmente no son las que se refieren a logros materiales. Más bien son las que se refieren a ser útiles a los demás, tener actitudes solidarias, pensar en el arte, o en la trascendencia o realizar estudios que fueron postergados por poco rentables, pero que constituían su verdadera vocación.

¿Por qué, en muchos casos, el dinero no compensa al punto de que se produce la crisis, con su consiguiente desequilibrio familiar, social, y personal?

El trabajo debe ser un valor en sí mismo, no por el dinero que dé. Por ejemplo, un médico muy prestigiado socialmente puede prescindir de ciertas adquisiciones porque lo compensa el respeto que recibe de la gente. Lo que más necesitamos es el respeto de los otros. Necesitamos ser valorados, admirados. El dinero nos brinda un remedo de eso. O bien la profesión nos permite ser respetados por los otros. La Madre Teresa de Calcuta debía sentirse como millonaria, ya que tenía muy halagado su narcisismo básico. Entonces el gran planteo respecto del trabajo es: ¿qué gratificación me da?, y además, ¿qué imagen mía da ante la sociedad?

¿Por qué este tipo de crisis se hizo más generalizada en las últimas décadas del milenio pasado?

Antes, un ejecutivo, que era un empresario, o era el jefe, o el director, o el dueño de una empresa que tenía una larga trayectoria (a veces familiar), que era como un padre para sus empleados, tenía, además de la ganancia material, una imagen que le daba un sostén psicológico. Ahora, con las multinacionales, que tienen personas con alta calificación profesional, pero son parte de una maquinaria enorme, donde no obtienen la gratificación del respeto de la comunidad a la cual manejan, la única satisfacción es la que proviene del dinero. Necesitan entonces comprar y comprar, para compensar la falta de reconocimiento público. Las empresas japonesas –creo, no lo vi porque hasta allí no llegué–, son distintas en ese sentido. Tienen una organización más tradicional. El que trabaja en la empresa, forma parte de ella y participa de su prestigio.

¿Cuál sería un perfil aproximado de un ejecutivo en el modelo actual?

Basta ver los aviso de pedidos de personal de ese nivel. Un ejecutivo tiene que ser, en la empresa actual, "joven agresivo, con ambición", y faltaría que dijera "despiadado". Dan una imagen de un psicópata peligroso. Esto ya hace una preselección. Así, la gente más sensible, humanitaria, depresiva, no califica. Y sí lo hace la gente que se centra más en la acción y en la mística de la ganancia (porque de alguna manera también es una mística). Además, este tipo de cualidades son incentivadas en los jóvenes ya que, por lo visto, son cualidades solicitadas y que proporcionan ventajas en el terreno laboral.

¿Cómo es que suele caer en una crisis un individuo que es envidiado por su poder, por sus bienes, por su posición?

Al ejecutivo, por un lado, se le puede envidiar sus logros materiales. Pero, por otro, tiene un lado débil, que es el de la angustia existencial. Es una de la angustias más profundas del hombre. Tiene que ver con el amor, con el reconocimiento del otro, con que el otro lo mire, lo acepte y lo valore. Cuando el ejecutivo que ha juntado muchos miles de dólares se queda solo y toma un billete de 100 dólares y lo mira a Benjamín Franklin para ver si lo reconoce, se da cuenta de que el gordito lo mira de costado y sobrador. Lo cual no es de mucha ayuda en una depresión existencial, y es entonces donde se viene a pique su seguridad en el mundo.

¿Y entonces qué puede pasar?

Y, allí es donde puede caer en manos de algún psicoanalista deshonesto que le saca mucho dinero, y lo engaña convenciéndolo de que el sexo y el dinero son las dos cosas que le dan sentido a la vida.

Llegamos a un tema crucial: los humoristas suelen bromear a menudo con la cuestión de la vida sexual del ejecutivo, sobre todo con las quejas de sus esposas respecto de la escasa atención que reciben.

El sexo es muy importante, pero no con su esposa. Porque en general, la “bruja” le sirve sólo para ascender, le sirve de escalera para conseguir el dinero que le permitirá obtener a todas las mujeres glamorosas y jóvenes que andan por allí revoloteando a su vera, atraídas por ese dinero. La familia es su fachada, la imagen para vender. Pero el sexo está en lo trasgresor, en las otras. Y si aparece alguna que se enamora de verdad, ella pierde. A menos que por algún costado humano que todavía no tiene aniquilado, él también se enamore, y entonces allí sí pierde él. Pierde su familia, su situación en la empresa y su imagen se deterioran, y puede perder lo que logró.

¿Cómo suele manejar sus relaciones interpersonales dentro del trabajo?

En su relación con sus subordinados, el ejecutivo no tiene que ser brutal, porque ya no se usa. Tiene que practicar una seducción amable, pero despiadada en el fondo, en la que lo convence de que obligarlo a trabajar 16 horas diarias es una manera de ayudarlo a triunfar en la vida.

¿Y cómo termina, en general, o se resuelve, una crisis?

Cuando llega a la crisis en la que entra en conflicto con su vida actual, es porque ya se comió todas las zanahorias que él mismo se había fabricado y necesita otras. Que a veces no son de la misma naturaleza. Pasa de la necesidad de poseer objetos a la de poseer conocimientos, amor, o sentimientos nuevos o postergados. Siempre detrás de un ejecutivo triunfante está la posibilidad de un converso. Muchas veces le sucede al ejecutivo exitoso que, de pronto, un día, hace un insight y se encuentra con que no le gusta lo que es o lo que tiene o lo que hace. El surgimiento de un sentimiento de amor hacia la gente, o una necesidad repentina de amor, pueden producir un vuelco. Pensemos que su posición no es fácil. Como todo el que tiene dinero, está siempre en la duda espantosa: "¿Me quieren a mí por mí, o por mi dinero?". Lo cual es también una desgracia.

Supongamos que produce el giro positivo necesario. ¿Puede seguir en su función de antes sin conflictos paralizadores, o destructores?

Puede, entonces, generar un cambio en su conducta, humanizándose y sensibilizándose, sin que esto sea incompatible con su condición general. No tiene que dejar de ser lo que es. De hecho, muchas empresas se humanizan cambiando su concepción, modificando su actitud respecto de sus empleados o de sus consumidores, pero hasta cierto punto. No olvidemos que el empresario, o el ejecutivo, no tienen absoluta independencia en este sentido. Están presos de una maquinaria ideológica, que se llama "las multinacionales", en las que su función es lograr el máximo beneficio aunque para ello deba transgredir cualquier código moral. Si no lo hace, se considera que bajó su rendimiento y puede ser despedido o rebajado de posición. Sobre todo porque siempre hay otros atrás que prometen cumplir mejor la función que él. Las multinacionales suelen ser instituciones muy abstractas, a las cuales les interesa sólo la mayor ganancia, y no registran que cuanto mayor sea su beneficio, más niños mueren de hambre en el mundo, por ejemplo. Por supuesto, son muy fuertes, y el ejecutivo no es dueño de cambiar las cosas porque ni bien se le caiga una lágrima, la va a pisar, va a resbalar y va a caer, empujado por los que vienen de atrás, tratando de ocupar su lugar.

¿Hay algún mensaje de esperanza que pueda dejarnos acerca de ésto?

Creo que el ser humano en algún momento alcanzará el equilibrio que le permita lucrar sin explotar, mandar sin someter, ser eficiente y al mismo tiempo solidario. Posiblemente eso llegue el día en que pueda comprobar que de ello obtendrá más beneficio (moral, afectivo, social y de identificación positiva).

Manifestaciones de la violencia

Francisco A. Muñoz

Beatriz Molina Rueda

Violencia es una acción ejercida por una o varias personas, en donde se fomente de manera intencional al maltrato, presión, sufrimiento, manipulación u otra acción que atente contra la integridad tanto física como psicológica y moral de cualquier persona o grupo social.

Son tan múltiples las manifestaciones, características y participantes, que la violencia ha logrado un sitial importante en la atención de distintos especialistas, como sociólogos, sicólogos, y filósofos, y por consiguiente el esfuerzo mantenido en su investigación para aclarar sus causas y efectos.

El desenvolvimiento de las distintas sociedades, no ha sabido manejar la violencia. La agudización de las desigualdades económicas y políticas han funcionado como trampolín de esta, al verse incrementada la inequidad de los recursos, lo que se refleja en ira y depresión, sentimientos que mal manejados se transforman en violencia. También son considerados como violencia: maltrato, sufrimiento físico y mental, manipulación, exclusión social, crítica destructiva, desprecio, abandono, insultos, entre otros.

domingo, 8 de abril de 2007

Década del 90 y relaciones internacionales de mercado:

Por Juan Francisco Venturino.


Gran parte de la historia de Sudamérica esta vinculada a Estados Unidos. La presencia de la potencia en la región, ha sido permanente y la etapa que caracterice a la potencia globalmente resulta decisiva para su relación con la región en el ámbito internacional.

Durante los `90 América del Sur adoptó reformas en sintonía con el Consenso de Washington, las relaciones internacionales pasaban así a ser relaciones de mercado donde primaban los intereses económicos por sobre las cuestiones internacionales de “alta política”. Es lo que Tokatlían[1] llama rehegemonización. En esta rehegemoniza-ción creció la influencia de EE.UU. a través de un dominio más flexible, mientras decrecía el interés estratégico por la región sudamericana. Su bajo desempeño económico y su inestabilidad política hizo que disminuyera el interés de las potencias industriales convirtiéndose de esta forma en un actor internacional con escasas capacidades de diversificación y limitados espacios de proyección: habían desaparecido las alternativas viables de inserción internacional lo que hizo funcional la reconfirmación de su dependencia frente a EE.UU.[2]

En los ´90, la liberalización económica fue presentada al mundo en desarrollo como la respuesta a estrategias ineficientes asociadas a la protección comercial y como una forma de aprovechar plenamente las oportunidades que ofrecía la globalización. Casi todos los países adoptaron reformas que lograron controlar la inflación, vendiendo empresas estatales, reduciendo aranceles, y abriendo los mercados de capitales reformando el sistema tributario y disminuyendo déficit públicos a la espera de altas tasas de crecimiento. Sin embargo las tasas de crecimiento en lugar de acelerarse declinaron, en Sudamérica, la región donde más se había avanzado en el proceso de reformas, el crecimiento de los ´90 fue tan sólo de un 3,2% anual. Es probable que la crisis asiática haya sido el peor revés de la economía de mercado dejando como enseñanza que la liberalización financiera puede ser fuente de profunda inestabilidad macro-económica cuando no está acompañada de un marco institucional apropiado.[3]

El mundo de la post Guerra Fría se perfilaba como un “nuevo orden” regido por las relaciones internacionales de mercado que obligó a los países a revisar sus patrones de inserción internacional. Mientras los Estados reducían su capacidad política aparecían nuevos actores con poder. En este marco de pensamiento neoliberal las regulaciones gubernamentales se debilitaron.

La renegociación de la deuda externa y las condicionamientos establecidos por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, tales como la reducción del Estado mediante la privatización, desregulación y reforma institucional, así como el mantenimiento de un régimen de tasas fijas o semi-fijas de cambio (en general sobrevalorizado) acrecentaron la vulnerabilidad externa de los países sudamericanos. Los Estados perdieron capacidad de negociación y de regulación de las economías nacionales. Es decir el término “dependencia” en boga en los ‘70, adquirió en los ¨90 más relevancia que nunca.

Retrospectivamente, pueden apreciarse los efectos contradictorios de esta apertura al mercado financiero internacional. Por una parte, la afluencia de capitales extranjeros, cuando se trata de inversiones extranjeras directas, contribuye a la formación de nuevas capacidades de producción, que incorporan los últimos avances de la tecnología, ya que el objetivo de las transnacionales, en el decenio del `90, es el de establecerse en algunos países de base productiva que les asegure la competitividad en el plano internacional. Esta estrategia se contrapone punto por punto con la que propendía a la sustitución de importaciones. Si las condiciones macroeconómicas son suficientemente estables y la afluencia de capitales se prolonga por un periodo cercano al decenio, cabe concebir que el aumento de las exportaciones permitiría a la larga saldar la deuda externa. Pero hay otros efectos que pueden presentarse como la inflación de los precios de los activos, la caída en la tasa de ahorro, y los desplazamientos de la producción de exportaciones hacia el mercado interno que provocan un circulo vicioso, que tiende a oponerse a la espiral virtuosa que preveía la aplicación de la liberalización financiera. Sin embargo, la liberalización financiera provocó en varios países, profundas crisis. Poniendo en duda las estrategias y los planes de ajuste del Fondo Monetario Internacional, que se fundamentan en una idea simple: “el mismo modelo, la misma crisis, la misma terapia para todos”. La historia económica y financiera enseñan que las crisis económicas se suceden pero no se parecen ya que las reformas institucionales con que se busca recuperarlas dan vida a nuevas formas de reglamentación, susceptibles a su vez de crear una crisis estructural de nuevo cuño. [4]

El llamado consenso de Washington generado por los funcionarios económicos estadounidenses del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial aseguró su éxito como doctrina intelectual basándose en su simplicidad, las políticas recomendadas podían ser administradas por los economistas utilizando poco más que simples marcos contables. Unos pocos indicadores económicos (inflación, crecimiento de la oferta de dinero, tasas de interés, déficit presupuestario y comercial) podían servir para fijar una serie de recomendaciones de política. De hecho, los economistas podían tomar un avión, llegar a un país, mirar e intentar verificar estos datos y hacer recomendaciones macroeconómicas para reformar las políticas, todo ello en un par de semanas. La receta más importante del paquete de medidas de estabilización propuesto por el consenso de Washington probablemente haya sido el control de la inflación bajo la creencia de que la inflación es costosa y debe ser eliminada.


Hacia un desarrollo más sostenido y equilibrado. Convergencia Sudamericana ¿sueño o posibilidad?

La liberalización económica fue presentada al mundo en desarrollo como la respuesta de estrategias ineficientes asociadas a la protección comercial. Representó un cambio significativo a las estrategias de desarrollo que durante varias décadas exigieron una extendida intervención del Estado para las “industrializaciones tardías”. En la actualidad la liberalización financiera puede ser vista como una fuente profunda de inestabilidad económica, si no viene acompañada de un marco institucional apropiado. América latina fue la región donde más se avanzó en el proceso de reformas y registra niveles inferiores de actividad económica a la existente antes de la aplicación de las medidas de apertura. Las tensiones distributivas son agudas, las disparidades de ingreso entre los países desarrollados y los menos desarrollados se acentuaron, el 57% de la población mundial vive en países cuya distribución se ha deteriorado frente a sólo el 16% en aquellos en que a mejorado.

La privatización de empresas públicas implicó considerables pérdidas de puestos de trabajo; la apertura del mercado interno a las importaciones arruinó a un enorme abanico de pequeñas y medianas empresas; la desregulación facilitó la concentración-desnacionalización empresaria y se acentuaron estructuras fiscales regresivas: más impuestos sobre el consumo y menos sobre los beneficios de los grandes grupos, etc. Todo ello acentuó la desestructuración de los tejidos sociales que ya habían sufrido importantes deterioros en los años ´70.

Estos hechos y el descontento provocaron un debate positivo que seguramente enriquecerá la agenda del desarrollo, haciendo hincapié en un nuevo equilibrio entre el mercado y el interés público, generando “políticas públicas” entendidas como una forma de acción organizada a favor de objetivos de interés común, más que exclusivamente como acciones estatales. [5]

Habrá que poner en práctica una serie de reformas destinadas a evitar grandes crisis financieras. En el mundo aún se discute sobre las diversas opciones para llevar a cabo tal empresa: como la negociación de un nuevo sistema internacional, Plan Brady para los bancos, aplicación más estricta de las reglas prudenciales, búsqueda de transparencia en los movimientos de capital de corto plazo, ampliación de nuevos mercados, o incluso el establecimiento de un impuesto como la tasa Tobin.

También se evalúa la constitución de zona de integración regional como camino medio entre la internacionalización total y un repliegue proteccionista en el ámbito nacional. Dentro de las zonas de integración regional se observa que el comercio tiende a densificarse. La integración política puede resultar más eficaz que el establecimiento de una simple zona de libre intercambio, como lo sugiere la trayectoria europea. Los estados siempre tienen la opción de redefinir las reglas de inserción internacional.[6]

América Latina cuenta entre sus fortalezas el ser una región privilegiada por la disponibilidad de los más importantes recursos naturales, con cuantiosas reservas minerales suficientes para emprender un desarrollo autónomo: con alrededor del 25% de las tierras cultivables mundiales, un tercio de los recursos forestales mundiales, ingentes recursos hídricos para el consumo y la generación de energía hidroeléctrica. Además, dispone de más del 15% de las reservas carboníferas existentes y otros valiosísimos recursos como reservas minerales y una población joven y con tendencia creciente que ya hoy es superior a la de EE.UU. y Europa.
“Además hay que remozar los compromisos internacionales a fin de que emerjan regímenes de crecimiento que no hagan de la exportación a todo trance el resorte último de la dinámica económica y social para cada país”.
[7] La constitución de un bloque regional se presenta como alternativa.

En el actual contexto mundial es necesario pensar en el bienestar común de los países sudamericanos y con tales premisas, la mayor posibilidad de desarrollo requiere poner el mayor énfasis en la concertación, diseño y puesta en práctica de políticas de integración intra-regional, de manera de constituir un bloque sólido, compacto y coherente que confiera prioridad a la región antes que a cualquier otra y que se relacione y negocie en un bloque compacto, tanto con los organismos internacionales como con los otros bloques regionales del mundo. Solamente por esa vía podrá hacer valer sus ventajas comparativas. Persistir en el camino del aislamiento, diluirse solitariamente en acuerdos bilaterales con países fuertes, cualesquiera que éstos sean, o adscribirse sumisamente al ALCA en cualquiera de sus versiones significa desaprovechar la oportunidad que genera esta crisis de reordenamiento geopolítico planetario. El lugar marginal que ocupa puede darle mayor capacidad de maniobra. Veremos cuál es el desarrollo futuro del MERCOSUR (cuestión qué hasta nuestros días no termina de definirse pero debería dirigirse hacia una integración más profunda y generalizada en lo económico y político).

¿Es conveniente y posible una opción sudamericana? ¿Cómo estructurar este bloque para darle objetivos comunes y unidad de acción? ¿Cómo conseguir el margen operativo para aplicar políticas independientes? ¿Cómo definir y aplicar esas políticas? Desde la perspectiva, de análisis de este trabajo consideramos que no sólo es posible sino necesario que así sea. El camino se hace andando, la historia dirá si es que podremos ver finalmente la conjunción de voluntades que nos erijan como sujeto o seguiremos transitando el camino equivocado y la dependencia ominosa.

Boyer, R.: Dos desafíos para el siglo XXI: disciplinar las finanzas y organizar la internacionalización, Revista de la CEPAL N° 69, Santiago de Chile, diciembre 1999.

Corrales, J. & Feinberg, R: “Regimes of cooperation in the Western Hemisphere: Power, Interest and Intellectual Traditions”, International Studies Review, 1999.

Frenkel, R.: Reflexiones sobre el financiamiento del desarrollo, Revista de la CEPAL N° 74, Santiago de Chile, Agosto 2001.

Fuentes, Claudio: Seminario “Evaluación de política estadounidense hacia y la definición de políticas de seguridad internacional en América Latina”, et al. FLACSO-Chile y The Open Society Institute.

Hofman, A.: Long run economic development in Latin America in a comparative perspective: Proximate and ultimate causes, CEPAL, Serie Macroeconomía del Desarrollo N° 8, Santiago de Chile, diciembre 2001.

Katz, J.: Cambios estructurales y productividad en la industria latinoamericana, Revista de la CEPAL N° 71, Santiago de Chile, Agosto 2000.

Morley, S: ¿Por qué ha declinado el ritmo de crecimiento económico de América Latina?, Desarrollo Económico N° 166, Buenos Aires, julio-setiembre 2002.

Ocampo, J. A.: Retomar la agenda del desarrollo, Revista de la CEPAL N° 74, Santiago de Chile, Agosto 2001.


Stiglitz, J.: Más instrumentos y metas más amplias para el desarrollo. Hacia el consenso post-Washington, Desarrollo Económico N° 151, Buenos Aires, octubre-diciembre 1998.



[1] En Rojas Aravena, Francisco (ed.), Terrorismo de alcance global: impacto y mecanismos de prevención en América Latina y el Caribe, Tokatlían, Juan Gabriel, articulo: “La inesperada (y temeraria) resurrección del TIAR” para FLACSO-Chile, Santiago, 2003.

[2] Leal Buitrago, 2003.

[3] Ocampo, J. A.: Retomar la agenda del desarrollo, Revista de la CEPAL N° 74, Santiago de Chile, Agosto de 2001.

[4] Boyer, Robert: Dos desafíos para el siglo XXI: disciplinar las finanzas y organizar la internacionalización, Revista de la CEPAL 69, Santiago de Chile, Diciembre 1999. Pág. 36.

[5] Ocampo, 2001.

[6] Boyer, 1999:40.

[7] Boyer, 1999:49.